Orígenes
Se tiene como
fecha de la fundación de Venecia el año 421,
en el cual los habitantes de la región, ante la amenaza de las invasiones de longobardos y hunos que
habían destruido la capital, Aquilea, se refugiaron en las marismas de la desembocadura del Po,
en la laguna situada en el golfo, entre la península Itálica y
la balcánica,
llamado más tarde precisamente golfo de Venecia. Las construcciones de esta época
eran simples edificaciones lacustres, erigidas sobre palafitos. Debido a esta estratégica
característica geográfica, Venecia tuvo desde entonces una gran independencia
respecto a sus dominadores gracias a la barrera natural de la cadena de islas
en una laguna profunda que impedía un ataque de caballería o infantería.
Dependencia del Imperio Bizantino
Cuando el general Belisario conquistó para el Imperio bizantino gran parte de Italia en el siglo VI, Venecia pasó a formar parte del dominio
de dicho imperio, dependiendo administrativamente de la ciudad de Rávena, sede del poder imperial en la península
Itálica. El exarcado de Rávena estaba
dividido en ducados, y el ducado de Venecia era uno de ellos.
En el año 726 el veneciano Orso Ipato fue reconocido por el Imperio bizantino como dux, aceptando así la
autonomía (aunque no independencia) de
Venecia. No obstante, con la pronta desaparición del poder bizantino en Italia, Orso Ipato quedó asentado definitvamente como dux de
Venecia, en calidad de gobernante autónomo.
Independencia
y expansión
Máxima expansión de la República de Venecia (en italiano).
La ciudad de
Venecia obtuvo su independencia total en el siglo IX. Cabe destacar que ya desde mediados del siglo VIII la ciudad ni obedecía al emperador bizantino en la práctica, ni
formaba parte del Sacro Imperio,
sino que establecía relaciones comerciales con ellos como un estado soberano;
en el año 803 ambos imperios reconocieron la
independencia de facto de Venecia, llegando ésta a rechazar en
el 811 un intento de invasión lombarda, y
enviando en 841 una flota de apoyo al emperador bizantino
en su lucha contra el Califato Abásida.
La ubicación de Venecia en medio de una laguna natural hacía arriesgado el
intento de conquistarla, en tanto el arte naval europeo en la Baja Edad Media estaba muy poco desarrollado;
precisamente, fueron los venecianos quienes colaboraron con el desarrollo de la
construcción náutica por razones primordiales de necesidad: con un territorio
continental muy pequeño, su fuente de subsistencia fue el comercio en el Adriático, por lo cual el estímulo a la navegación marítima se había transformado en
una necesidad y, a la vez, en fuente de poder.
En la Alta Edad Media, Venecia prosperó como nunca antes
gracias al control del comercio con Oriente y a los beneficios que esto suponía,
expandiéndose por el mar Adriático, aproximadamente desde 991 con
el reinado de Piero II Orseolo, bajo cuyo régimen empezó la expansión veneciana
por las costas de Dalmacia. El hecho que muy
pocos estados de la época poseyeran los conocimientos navales de los venecianos
favoreció a éstos en el desarrollo de una flota comercial
y militar muy extensa para su época, que les sirvió para instalar puestos
comerciales en cada rincón del Mediterráneo oriental. En realidad, como la
expansión político-militar del Imperio Bizantino se concentraba en las rutas
de tierra firme, la corte de Constantinopla dejaba las islas mediterráneas
a la ambición mercantil de los venecianos, que las aprovechaban como avanzadas
comerciales. La expansión veneciana fue exitosa al punto que a mediados del siglo XIuna bula papal reconoció la soberanía de Venecia
sobre toda la costa oriental del Adriático.
La ubicación de
Venecia en el medio del Mar Mediterráneo le
permitía un activo rol mercantil entre Bizancio y el resto de Europa, además su ubicación en el extremo norte del Adriáticola defendía de ataques marítimos debido a
su dominio militar sobre Dalmacia; tales
circunstancias aumentaron el poderío veneciano en una época cuando las flotas
comerciales en elMediterráneo eran
raras.
Otro factor clave
fue la tolerancia religiosa y social de los venecianos hacia judíos y musulmanes, de hecho esta tolerancia de los
venecianos en materia religiosa les permitió comerciar libremente con los
estados islámicos del Norte de África, sirviendo de valiosos intermediarios entre
éstos y Europa. Paralelamente, se permitía libremente el
asentamiento de comerciantes judíos en la ciudad, permitiendo a éstos ejercer
el comercio e industria libremente, además de beneficiarse
de las redes de contactos que las comunidades judías de Europa luchaban por
preservar.
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